«Billie Holiday podía cantar la canción más cursi de cuarenta formas distintas. Aprendió a hacerlo en los nightclubs, cantando de mesa y en mesa, sobre todo en los clubs clandestinos, donde no había altavoces para que la música no se oyese desde la calle.»
«Así que ella iba cantando muy suavemente de mesa en mesa, y en cada una de ellas cantaba la misma canción de forma distinta. Era increíble, algo totalmente natural en ella. Nunca conocí a otra cantante que pudiese hacerlo de esa manera.»