«Había tomado un puente de nieve para salvar una grieta profunda cuando, de pronto, el puente saltó hecho polvo y añicos. En lo que parecía una eternidad en movimiento retardado, fui cayendo hacia lo hondo. Dentro de la grieta, rebotaba de una pared a otra. ¡Dios mío!, pensé, ¡voy a morir aquí!»
Reinhold Messner, Conquisté el Everest yo solo (1980)