«Las mujeres de los pueblos originarios de América del Norte no eran seres dóciles. Eran dueñas de sus viviendas y tenian autoridad sobre ellas. Si no estaban conformes con su compañero, terminaban el matrimonio, en algunas tribus, simplemente colocando las posesiones de este fuera de su tienda. Entre los cheroquíes e iroqueses, por ejemplo, tenían el poder de veto sobre decisiones de guerra y paz.»
Louis L’Amour, Novelista del Lejano Oeste