«En 1560, un relojero español (hispano-milanés) llamado Juanelo Turriano creó un monje mecánico diminuto, como ofrenda para la iglesia, a nombre del rey Felipe II de España, cuyo hijo se había recuperado milagrosamente de una herida en la cabeza.»
«El monje caminaba por las mesas, levantaba un crucifijo y un rosario, se daba golpes de pecho a modo de contrición y movía los labios como si estuviera rezando.»
«Fue el primer autómata, es
decir, una representación mecánica de un ser viviente.»
— Amy Webb («Nueve gigantes»)
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