«Una razón de la actual popularidad de Brahms es la soledad esencial del hombre moderno. También Brahms fue un hombre solitario y esto se refleja en su música. La soledad, compartida, resulta consoladora», explica Ferdinand Leitner.
La música de Brahms es a menudo nostálgica y melancólica. Sin embargo, en lugar de convertirse en pesar desgarrador, su tristeza infunde paz interior.