«Habíamos estado juntos día y noche durante seis
semanas, y éramos tan unidos como hermanos. Habíamos vencido los peligros del
viaje. En eso, de pronto, Jack Yowell se ahogó en un terrible remolino de agua
blanca y me sentí aturdido, impactado, hundido en un abismo de desesperación y
soledad.»