«Aunque sus bocetos y estudios se cuentan por millares, Leonardo da Vinci terminó muy pocos cuadros. Cuando, por fin, se ponía a pintar, trabajaba días enteros casi sin concederse tiempo ni aun para comer. A veces pasaba toda una jornada sentado frente al cuadro para darle sólo tres nuevas pinceladas. Otras veces borraba por la mañana todo lo hecho y volvía a empezar.»
— Donald Culross Peattie
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