«Mientras deambulo por Monte Albán, recuerdo una y otra vez el Antiguo Egipto, al contemplar los templos, las plataformas elevadas, las imponentes bases de las pirámides, toda esta espléndida arquitectura volcada hacia fuera, de espacios abiertos. Aquí se veneraba a los antepasados, como en el Antiguo Egipto, con espléndidas tumbas y mausoleos, alrededor del perímetro de la ciudad. Es una ciudad de los muertos, una necrópolis, tanto como una metrópolis.»
— Oliver Sacks
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