«Aquellos jóvenes rebeldes no sólo usaban colores
nunca vistos, así como técnicas aparentemente descuidadas, sino que tenían la
osadía de representar escenas de la vida diaria: campos de amapolas, mujeres
lavando ropa, botes de pescadores, en vez de los solemnes retratos y las grandilocuentes
escenas históricas que entonces estaban de moda.»
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